El alma, otra creencia más

Habrá todavía quien se pregunte qué relación puede tener esa cuestión, con los problemas o dificultades de carácter psíquico, queriendo decir con ello que el interrogarse acerca del alma es más bien un tema de ámbito religioso y sociológico, incurriendo de esta forma en el error de parcelar en compartimentos estanco la realidad.

¿Era Jesús de Nazaret judío? (El sentimiento de identidad)

Por supuesto que no. Semejante afirmación puede llamar la atención, sobre todo teniendo en cuenta su lugar de nacimiento, lo cual quiere decir que se cuestiona como elemento determinante de la identidad: esto ya se ha aclarado en otros escritos anteriores. Y si alguien no está todavía convencido, es porque tiene un concepto muy superficial e impreciso de tal sentimiento, que se ampara en los recuerdos y vivencias emocionales de la primera infancia, asociados al lugar en donde se desarrollaron esas primeras etapas.

¿Pueden unas creencias ser base firme para orientar y guiar la vida humana, libre de conflictos y contradicciones?

Esto no es un ataque contra las religiones por más que se diga que las mismas se basan en creencias y éstas, ya se sabe, se creen o no se creen. Por esta razón, la mayor parte de las religiones más influyentes tienen en sus pilares fundamentales el de la fe: esto es, una adhesión inquebrantable a sus principios y normas, aunque no se puedan demostrar. Estos cuestionamientos de la fe en sus dogmas dieron lugar, dentro de las propias organizaciones religiosas, a serios cismas irreconcialiables, lo que sin duda contribuye a cuestionarse una respuesta afirmativa a la pregunta inicial.

¿Por qué las creencias religiosas no nos libran de los sufrimientos y conflictos mentales?

Un sujeto -se dice-, para orientarse y conducirse en la vida, necesita unos principios firmes y verdaderos. Para ello, cada individuo recurre a la religión en la que fue adoctrinado para ver cómo debe comportarse en cualquier situación conforme a las normas, preceptos y mandamientos prescritos para su profesión de fe. Esto se ve sobre todo cuando alguna enfermedad grave -digamos un cáncer- ronda la familia. Llegados a este punto, uno se agarra a lo que sea: los más allegados a la parroquia, contactarán con los ministros religiosos que le dirán más o menos “estamos en las manos de Dios, sólo nos queda pedirle ayuda con fe, y si quiere… ofrecer un sacrificio o lo que usted vea”.

¿Sabías que la atracción por el sexo y por la velocidad tienen la misma causa?

Cuando se está escuchando una noticia acerca de un accidente de tráfico, de un vehículo en el que iban varios jóvenes y acabaron falleciendo todos, en lo que primero se piensa es en el alcohol o las drogas como probable causa. Sin embargo, antes de que estuviesen tan extendidos los narcóticos, el binomio juventud y velocidad ya estaba creado. Las drogas y el alcohol tienen, sí, su influencia como factor desinhibidor de la conciencia para que nos esté recordando que te la puedes pegar. Pero no es la verdadera causa que está detrás de la atracción por la velocidad.

El sufrimiento

Suele asociarse el sufrimiento con cuadros psicológicos, como es el caso de depresión, la tristeza o el abatimiento, como si fuese una característica propia de esos estados, cuando, en realidad, es un denominador común de toda nuestra sociedad, y que está en el trasfondo de nuestra cultura, siendo un indicativo de que la misma hace aguas por todas partes, y de ahí las evasiones a través del alcohol y las drogas.

Camino de Santiago y del autoconocimiento

Caminos, rutas, cargadas de espiritualidad y generalmente divididas en etapas o fases a cubrir en sucesivos días, con el fin de avanzar en el otro viaje (el del conocimiento interior). Es una experiencia que se encuentra en muchas culturas. Aquí en la nuestra, la occidental, cristiana, la más conocida es la Via Crucis (ruta simbólica), emulando la figura de Jesús, camino del Calvario, en catorce estaciones.

Aforismos II (Educación y Religión)

En el ámbito de la educación hay muchos tópicos llenos de errores, que afectan a los principios de los que parten: uno de ellos deriva del concepto antinómico (opuesto) de lo real, lo que es por contraposición a lo ideal, a lo que debe ser.

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