El orgasmo femenino en el recuerdo

Este pasado fin de semana me encontré con un antiguo compañero de infancia y de estudios, pues habíamos hecho el ingreso y bachillerato en el mismo colegio. Hacía ya algún tiempo que no nos veíamos así que nos hemos invitado mutuamente a un café para recordar viejos tiempos y hacer un balance de nuestras experiencias profesionales respectivas, ginecología y psicoterapia, vistas ahora en perspectiva, cuando ya se pueden extraer algunas conclusiones.

Después de recoger nuestras vivencias en unas cuantas frases lapidarias, tan generales como imprecisas, el compañero plantea una curiosidad acerca de una sintomatología propia de una época pasada, hace más de cuarenta años, entonces bastante frecuente, como es el tema que nos ocupa, y, dado que tiene un componente psicológico bastante acusado, tiene curiosidad por saber la incidencia en la consulta de psicoterapia, así como su abordamiento.

Esa curiosidad sintomática por parte del compañero se refería a un hecho concreto por aquel entonces más frecuente de lo que se supone, y consistía, por parte de muchas mujeres casadas, el reservar sus vivencias relacionadas con la experiencia sexual, centradas fundamental y obsesivamente en la consecución o no del orgasmo como una demostración palpable del éxito o fracaso de la relación sexual que era su ámbito íntimo y más privado y, como tal, ni siquiera eran compartidas con los maridos. Evidentemente, muchos de estos casos acababan consultando su situación con el ánimo de saber si se estaba o no dentro de la normalidad, dando inicialmente rodeos en torno al caso para acabar confesando el no saber lo que era un orgasmo en su relación de pareja, hecho que no sólo ocultaban sino que era encubierto con la representación escénica de pasión. No hay que olvidar que eran los años posteriores al desarrollo del movimiento hippie y del destape, y los años de la publicación de informes sobre la sexualidad como el de Masters y Johnson, informe Hite, etcétera.

Shere Hite
Shere Hite fue una escritora, novelista, sexóloga, feminista, historiadora y ensayista estadounidense. Sus trabajos sobre sexología se han concentrado principalmente en la sexualidad femenina. Hite parte de los estudios biológicos sobre sexo hechos por Masters y Johnson y por Alfred Kinsey. (Wikipedia)

Evidentemente, esta conversación de compañeros no pasaba de ser una tertulia de café encuadrada en la vivencia de recuerdos que se remontan a la segunda mitad de los años 70, sociedad que era muy diferente de la de ahora en la que los jóvenes al poco de conocerse ya van a la cama, hay mucha más desinhibición, sin miedo a las enfermedades de transmisión sexual ni al embarazo, hechos que favorecen el orgasmo. El comportamiento de la esposa de los años 70 en el día de hoy sería impensable y por otra parte, el varón participa de esas sensaciones por lo que las reacciones fisiológicas del cuerpo femenino le son familiares, sintiendo las contracciones de los músculos vaginales abrazando su órgano genital, para propiciar la eyaculación y absorber el semen a través de las contracciones uterinas. Puras reacciones fisiológicas. Por ello, en aquellos años se podían dar esos casos, pero hoy no.

Otro asunto más complejo es la falta persistente de orgasmo y que tiene que ver con su historial del desarrollo psicológico y con unos bloqueos específicos, incluso en el típico caso en que se achaca a la falta de habilidad y pericia del marido, pues, “con otro” sí tiene orgasmos. Incluso en este caso puede que la figura del marido esté asociada a situaciones de culpabilidad que provoquen un bloqueo. Ello requerirá una profundización psicológica.

Pareja en pleno coito.

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