Cuando un sujeto desea someterse a psicoterapia, independientemente de cuál sea la dificultad a abordar, deberá afrontar, como algo vinculado a la misma, el hecho de la imagen que tiene de sí mismo. De entrada, se puede decir que casi todo el mundo da por hecho que el tener una imagen de sí es lo normal y natural. Puesto en negativo, si no se tiene una imagen de sí, es que psíquicamente algo falla y ese sujeto poco menos que no sabrá quién es. Para que te quede claro, si tienes una imagen de ti, tu eres el que no está bien. Lo que ocurre es que esa curiosidad de la capacidad analítica que se cuestiona el fondo de las cosas, no la hemos aplicado a observar la imagen para ver su funcionamiento, y si es algo real y sin contradicciones.
¿Sabías que tú mism@ eres tu mayor enemig@?
Esta misma idea se puede expresar de otro modo, como hizo Agripino en tiempos de Nerón cuando dijo: "Jamás seré un obstáculo para mí mismo." Esta es la clave de la Psicoterapia: conseguir que el sujeto cambie el punto de mira para que, en lugar de enfocarlo hacia otras personas y convertirlas en culpables de su situación, revertir el enfoque hacia dentro de sí, para ver nuestras reacciones. Este proceso de mirar hacia otros y culparlos de nuestra situación es lo que se conoce en la jerga terapéutica como "proyección", achacamos a otros la causa de nuestros estados.
El alma, otra creencia más
Habrá todavía quien se pregunte qué relación puede tener esa cuestión, con los problemas o dificultades de carácter psíquico, queriendo decir con ello que el interrogarse acerca del alma es más bien un tema de ámbito religioso y sociológico, incurriendo de esta forma en el error de parcelar en compartimentos estanco la realidad.
La frustración
Ésta es la palabra clave para detectar cuándo algo anda mal en la vida de una persona: es como el termómetro de la mente de un sujeto; así como el médico, cuando el paciente le manifiesta encontrarse mal, lo primero que hace es comprobar la temperatura corporal, la reacción de la frustración es la “señal”, la fiebre de la vida mental.
¿Pueden unas creencias ser base firme para orientar y guiar la vida humana, libre de conflictos y contradicciones?
Esto no es un ataque contra las religiones por más que se diga que las mismas se basan en creencias y éstas, ya se sabe, se creen o no se creen. Por esta razón, la mayor parte de las religiones más influyentes tienen en sus pilares fundamentales el de la fe: esto es, una adhesión inquebrantable a sus principios y normas, aunque no se puedan demostrar. Estos cuestionamientos de la fe en sus dogmas dieron lugar, dentro de las propias organizaciones religiosas, a serios cismas irreconcialiables, lo que sin duda contribuye a cuestionarse una respuesta afirmativa a la pregunta inicial.
La mayoría de las personas desconoce el funcionamiento de su vida mental (psíquica)
Si un sujeto quiere estar seguro de que los pasos a dar o las medidas a tomar son las correctas, debe partir de un buen conocimiento del funcionamiento de las distintas partes, así como de su organización y estructuración y que tienen como base fisiológica el cerebro. Y no nos estamos refiriendo al estudio del cerebro como tal órgano con sus respectivos hemisferios o lóbulos, sino a la rica vida mental, independientemente de en qué zona del mismo se encuentre su soporte neuronal.
El miedo
Uno de los motivos frecuentes de consulta es el miedo. Otras personas para referirse a esa misma emoción emplean la palabra temor. ¿En qué consiste ese sentimiento que puede llegar a ser tan intenso (entonces se convierte en emoción) como para llegar a ser un bloqueo total? Muchas veces la persona que se siente afectada por un ataque de estas características le tiene más pavor a los síntomas orgánicos que lo acompañan que al propio objeto o causa de los mismos, causa (frecuentemente diría) que puede muy bien no saberse cuál es; dichos síntomas suelen ser un ritmo cardíaco cada vez más acelerado, con fuertes palpitaciones y que asustan mucho, acompañadas de una respiración entrecortada, dificultosa.