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El equilibrio según Melanie Klein

La psicoanalista Melanie Klein prosiguió las investigaciones de Freud, descubriendo las fases iniciales del desarrollo infantil, a través del juego, demostrando al mismo tiempo que el psicoanálisis infantil era el futuro. "El equilibrio no significa evitar conflictos, implica la fuerza para tolerar emociones dolorosas y poder manejarlas".

El alma, otra creencia más

Habrá todavía quien se pregunte qué relación puede tener esa cuestión, con los problemas o dificultades de carácter psíquico, queriendo decir con ello que el interrogarse acerca del alma es más bien un tema de ámbito religioso y sociológico, incurriendo de esta forma en el error de parcelar en compartimentos estanco la realidad.

La frustración

Ésta es la palabra clave para detectar cuándo algo anda mal en la vida de una persona: es como el termómetro de la mente de un sujeto; así como el médico, cuando el paciente le manifiesta encontrarse mal, lo primero que hace es comprobar la temperatura corporal, la reacción de la frustración es la “señal”, la fiebre de la vida mental.

¿Era Jesús de Nazaret judío? (El sentimiento de identidad)

Por supuesto que no. Semejante afirmación puede llamar la atención, sobre todo teniendo en cuenta su lugar de nacimiento, lo cual quiere decir que se cuestiona como elemento determinante de la identidad: esto ya se ha aclarado en otros escritos anteriores. Y si alguien no está todavía convencido, es porque tiene un concepto muy superficial e impreciso de tal sentimiento, que se ampara en los recuerdos y vivencias emocionales de la primera infancia, asociados al lugar en donde se desarrollaron esas primeras etapas.

¿Pueden unas creencias ser base firme para orientar y guiar la vida humana, libre de conflictos y contradicciones?

Esto no es un ataque contra las religiones por más que se diga que las mismas se basan en creencias y éstas, ya se sabe, se creen o no se creen. Por esta razón, la mayor parte de las religiones más influyentes tienen en sus pilares fundamentales el de la fe: esto es, una adhesión inquebrantable a sus principios y normas, aunque no se puedan demostrar. Estos cuestionamientos de la fe en sus dogmas dieron lugar, dentro de las propias organizaciones religiosas, a serios cismas irreconcialiables, lo que sin duda contribuye a cuestionarse una respuesta afirmativa a la pregunta inicial.

¿Por qué las creencias religiosas no nos libran de los sufrimientos y conflictos mentales?

Un sujeto -se dice-, para orientarse y conducirse en la vida, necesita unos principios firmes y verdaderos. Para ello, cada individuo recurre a la religión en la que fue adoctrinado para ver cómo debe comportarse en cualquier situación conforme a las normas, preceptos y mandamientos prescritos para su profesión de fe. Esto se ve sobre todo cuando alguna enfermedad grave -digamos un cáncer- ronda la familia. Llegados a este punto, uno se agarra a lo que sea: los más allegados a la parroquia, contactarán con los ministros religiosos que le dirán más o menos “estamos en las manos de Dios, sólo nos queda pedirle ayuda con fe, y si quiere… ofrecer un sacrificio o lo que usted vea”.

Nuestros conflictos psicológicos

“El proceso de combatir algo sólo alimenta y fortalece aquello contra lo que luchamos”; Jiddu Krishnamurti. Retomamos este aforismo porque resume muy bien el proceso de nuestros conflictos psicológicos: algo que forma parte de nuestro ser y que no aceptamos como nuestro porque nos resulta desagradable y, por ello mismo, tratamos de desembarazarnos, de sacárnoslo de encima, precisamente porque no nos gusta la imagen nuestra con “esa” característica, que tildamos de defecto o torpeza; las hay de muchas clases: obsesión por la limpieza, por el orden, ideas compulsivas (impulsos a cometer acciones que no se desean realizar), fobias, etcétera.

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