La imagen de sí mismo

Cuando un sujeto desea someterse a psicoterapia, independientemente de cuál sea la dificultad a abordar, deberá afrontar, como algo vinculado a la misma, el hecho de la imagen que tiene de sí mismo. De entrada, se puede decir que casi todo el mundo da por hecho que el tener una imagen de sí es lo normal y natural. Puesto en negativo, si no se tiene una imagen de sí, es que psíquicamente algo falla y ese sujeto poco menos que no sabrá quién es. Para que te quede claro, si tienes una imagen de ti, tu eres el que no está bien. Lo que ocurre es que esa curiosidad de la capacidad analítica que se cuestiona el fondo de las cosas, no la hemos aplicado a observar la imagen para ver su funcionamiento, y si es algo real y sin contradicciones.

El alma, otra creencia más

Habrá todavía quien se pregunte qué relación puede tener esa cuestión, con los problemas o dificultades de carácter psíquico, queriendo decir con ello que el interrogarse acerca del alma es más bien un tema de ámbito religioso y sociológico, incurriendo de esta forma en el error de parcelar en compartimentos estanco la realidad.

La frustración

Ésta es la palabra clave para detectar cuándo algo anda mal en la vida de una persona: es como el termómetro de la mente de un sujeto; así como el médico, cuando el paciente le manifiesta encontrarse mal, lo primero que hace es comprobar la temperatura corporal, la reacción de la frustración es la “señal”, la fiebre de la vida mental.

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