El fútbol femenino según Javier Clemente

Días atrás, los periodistas deportivos de la Cadena SER sacaron a colación una grabación con la opinión hecha por el exfutbolista y entrenador, Javier Clemente, en la que afirmaba «no entender el fútbol femenino«, y , a tenor de las carcajadas de los profesionales que siguieron a la audición de la misma, dieron a entender algo así como «ya está éste con una de sus ocurrencias», o, como queriendo decir «qué hay que entender, es fútbol y nada más».

Sin embargo, la posición de Clemente, aunque no atisbe la explicación de lo que no entiende del fútbol femenino, está más acertado que los periodistas, para quienes no hay nada que entender, es fútbol y se juega bajo el mismo reglamento que el masculino y punto. Digamos que la inteligencia del entrenador en este caso está más lúcida que la de los periodistas.

Jugadoras de fútbol
Jugadoras de fútbol

Vamos a explicarlo. Todos los juegos son actividades simbólicas. Ello quiere decir que las acciones y movimientos que se realizan en los juegos y que en eso consisten las actividades lúdicas, a su vez tienen un significado, pero representan otra cosa. Se me viene a la memoria un cuadro de René Magritte en el que está representada una pipa y, por si no lo entendían, escribió debajo «esto no es una pipa». Pues lo mismo pasa con los juegos: están representando acciones, unas pueden ser masculinas, como el fútbol (en cuanto a lo que representan) y otras femeninas, como el salto a la comba. Esto es lo que le cuesta entender a Clemente: unas mujeres representando (simbolizando) una función propiamente masculina.

Ceci n’est pas une pipe (Esto no es una pipa). Historia-arte.com
Ceci n’est pas une pipe (Esto no es una pipa). Historia-arte.com

Ello no quiere decir que las mujeres no deban jugar al fútbol, todo lo contrario, le aportan unos matices que lo hacen más bello, y no son tan marrulleras. Pero lo más importante, les ayuda a integrar la parte masculina que también poseen en su ser, para acabar siendo un ser psíquico completo, más integrado. Esto requiere un trabajo psicológico terapéutico que les ayude a tomar consciencia de esa parte masculina que habitualmente está recluida «en la sombra», logrando desculpabilizarla y finalmente poder disfrutar de ella. Estas dificultades se pueden apreciar en un detalle: entre las futbolistas se dan más parejas del mismo sexo en mayor porcentaje que en otros juegos. Lo ideal será asumir, integrar las dos partes para cumplir el arquetipo del andrógino: con ello sólo queremos reseñar el trabajo psicológico pendiente, por el cual vienen a abolirse las tensiones, intercambiarse las diferencias y reconstruirse las unidades rotas que somos todos.

Retomemos el tema. Se decía que los juegos son actividades simbólicas, también se da en los animales, en los documentales, cuando se ven cachorros jugando, el narrador refiere la explicación comentando que están representando actividades que el día de mañana le van a ser indispensables, están representando unas funciones. Con el fútbol pasa lo mismo, son acciones y movimientos a través de los cuales representan la pugna, la lucha por la posición del macho alfa y la consecución de la introducción de la pelota en la portería sería la confirmación de la descendencia genética.

Vamos a explicar entonces lo que no entiende nuestro amigo Clemente. Si en el fútbol se representa la lucha, como en los ciervos pudiera ser la berrea, está claro que hay juegos que representan claramente la identidad masculina, como otros juegos representan la identidad femenina, como decíamos con el salto a la comba. Entonces lo que no entiende «El Rubio de Baracaldo» es precisamente algo concreto: si el futbol representa unas conductas asociadas a la identidad sexual masculina, qué pintan ahí las chicas, unas mujeres representando una función masculina. Pero esto ya quedó explicado más arriba, las partes masculina y femenina.

Javier Clemente.
Javier Clemente.

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